lunes, 13 de junio de 2011

La gran venganza de Sendero Luminoso


En 1992, capturado el líder de Sendero Luminoso Abimael Guzmán, la guerra antisubversiva daba un vuelco favorable a favor de la estrategia planteada por el gobierno del ex presidente Fujimori, desarticulada la cabeza, los miembros serían diezmados en cuestión de tiempo, logrando política y militarmente derrotar a uno de los grupos mas sanguinarios de Latinoamérica.

Poco a poco la organización criminal terrorista fue cediendo terreno ante la iniciativa del gobierno que planteo una estrategia integral, con presencia del Estado en los pueblos más alejados, es así como se logró desarticular al bien organizado grupo subversivo.

La segunda tarea fue en el plano de la justicia, se implementaron leyes antiterroristas que permitieron agilizar la aplicación de penas inmediatas, el rol que cumplieron los jueces militares fue fundamental pues antes la justicia se encontraba amedrentada y sin capacidad de acción.

De 1990 a 1998 en el Perú, la lucha contra el terrorismo había tenido bastante éxito ya que se lograron pacificar zonas del territorio en las que operaban con total impunidad los grupos sediciosos.

Luego de la caída del régimen fujimorista, la debacle en cuestión de seguridad y autoridad se reinicia como consecuencia de la desactivación de bases antisubversivas, revisión de sentencias y leyes que el mal llamado gobierno de transición de Valentín Paniagua realizó.

Luego con Alejandro Toledo, se inicia de una manera que nadie esperaba la venganza de Sendero Luminoso, de un grupo de sedición, terrorista y criminal, al allanarse el Perú a la Corte de San José, pasan de victimarios a víctimas, procesándoseles en nuevos juicios que permiten que estos obtengan penas benignas y otros llegan a salir en libertad.

En perjuicio del principio de autoridad, militares que combatieron contra Sendero Luminoso y el MRTA fueron enjuiciados, encontrando en ellos delitos que a modo de ver de los juristas encargados de estos desatinos, la defensa de los intereses del Estado y su propia vida pasaron a segundo plano.

Mas tarde la justicia peruana (plagada ya de Pro-terroristas) procesa al ex presidente Alberto Fujimori al recalar en Chile y ser extraditado al Perú, se consuma así la gran venganza de Sendero Luminoso: poner en el mismo plano lo actuado por él en materia de defensa nacional con la lucha armada desarrollada por estos.

La justicia peruana le puso la cereza a la torta al procesar a Alberto Fujimori justificando así el accionar terrorista, y no valiendo ya el esfuerzo emprendido en su gobierno (esfuerzo que otros gobiernos ahora imitan) y encarcelándolo lo único que lograron es darle la razón a la tesis de Abimael: su llamado “equilibrio estratégico” que consiste en la ingobernabilidad del “viejo régimen”.

La ceguera de lo políticamente correcto en el Perú ya es institución, desde una lógica disfuncional la gran mayoría de políticos aseguran que Alberto Fujimori no fue el que combatió al terrorismo, detengámonos a utilizar la lógica correcta, la de la verdad o falsedad, si esto es como dicen los políticamente correctos, ¿no es cierto que si esto es como dicen, Alberto Fujimori no debería estar prisionero? Ya que la lógica indica que si el no combatió a Sendero y el MRTA, él no comandó esa lucha, por lo tanto no estaba en la capacidad de ordenar ni de enterarse de cosa alguna (¿entonces porqué se le acusa?).

Tonta lógica de los politicastros, ahora Fujimori está en prisión, ¿serán válidos los delitos que se le achacan?, no dudo que tiene en su haber ciertos delitos (esto es una apreciación particular) pero aquellos atribuidos por los jueces que alguna vez fueron pusilánimes en juzgar a terroristas, de esos no quedan dudas: son mera victoria de Sendero Luminoso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario